En mi primer viaje RTW tuve que descartar Ecuador por “agotamiento” del pasaporte, esta vez que volvía a Sudamérica no quería perderme Quito, la primera ciudad que fue declarada Patrimonio de la Humanidad y con razón. El centro histórico esta muy bien conservado y las construcciones datan de la época colonizadora, amplias plazas con esculturas rodeadas por iglesias, conventos y monasterios, mención especial a la Catedral de la Plaza Grande. La ciudad está bien comunicada por una línea de trolebús y los taxis son muy económicos y recomendables. El centro de la ciudad es posible visitarlo en un día con los descansos necesarios debidos a la altitud (2850 m sobre el mar). Por la noche la única zona recomendable es Mariscal, llena de restaurantes y bares, donde se encuentran los mejores alojamientos aunque la mayoría ruidosos.
Cerca de Quito, y en trasporte público, se puede llegar al complejo de la “Mitad del Mundo”, donde se divide la tierra en Norte-Sur y Este-Oeste, en pocas horas puedes ver todo lo que hay y volver por la tarde a la ciudad.
Coincidiendo mi estancia en sábado pude visitar el Mercado de Artesanía de Otavalo a dos horas de Quito, el más grande de Sudamérica al aire libre, lleno de artículos (la mayoría textiles) hechos por los indígenas de la región.
Es agradable que tanto la ciudad como el mercado no se encuentran muy masificados a nivel turístico y puedas compartir conversaciones con nativos.
